Este jueves 1 de septiembre, pese a la hostilidad del tiempo, los y las acampadas de la acampada 15M SOS-Laciana salieron de Sosas hacia la mina a cielo abierto de “El Feixolín”, con el fin de visibilizar los daños que sobre el entorno generan las explotaciones a cielo abierto en el valle, así como denunciar la ilegalidad con que éstas se llevan a cabo y el silencio de las instituciones, que se traduce en una colaboración total con la empresa Coto Minero Cantábrico.

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Los participantes caminaron durante 3 horas y media bajo la lluvia. Comenzaron la marcha atravesando un robledal que les llevó hasta la fuente de El Pando para después continuar su camino hasta detenerse en una bocamina para comer. Allí fueron testigos de los numerosos deshechos que permanecen semi-sepultados en las escombreras de las antiguas minas de interior sin que se haya llevado a cabo restauración alguna del terreno. Se encontraron desde bidones metálicos hasta baterías. También pudieron observar el flujo de agua contaminada que manaba del interior de la mina.

Al coronar el Feixolín, los acampados se asombraron de la magnitud del destrozo. Una montaña infinita de escombros formando terrazas replantadas de gramíneas que asoman entre las piedras dan pie a un inmenso cráter. Eso es lo que esta empresa llama restauración. “Esa es la montaña mejor de lo que la encontró CMC”, o así asegura Victorino Alonso.

El coche del vigilante les estaba esperando. Amenazó con llamar a la guardia civil si seguían su camino. Rápidamente, la patrulla que venía siguiéndoles durante la marcha, se adelantó para impedirles la entrada argumentando que se encontraban en propiedad privada. En ese momento, los manifestantes mostraron la sentencia del Tribunal Superior de Justicia de Castilla y León que declara el cielo abierto ilegal e ilegalizable, lo cual implicaba que de ninguna manera se encontraban en terreno de la empresa. También les presentaron un documento oficial de la Junta de Castilla y León que asegura que el paisaje desolaron que nos encontramos no existe al declarar el paisaje “prácticamente restaurado”. Así que siguieron caminando hacia la parte más elevada de la mina para desplegar una pancarta que decía: “No más cielos abiertos. Por un futuro para todos y todas.”

Los guardias se adelantaron con la intención de detener a dos personas como responsables. Pero, en poco tiempo, recibieron orden de tan sólo identificar a un grupo de 11 personas.

Cuando hubo finalizado la acción, los participantes fueron marchando de vuelta a la acampada, con el compromiso de impedir que se abra otro cielo abierto en el Valle de Laciana.