Laciana lleva años sufriendo los daños provocados por las explotaciones a cielo abierto de carbón. Sus habitantes han visto talar bosques enteros para que la empresa Coto Minero del Cantábrico pudiese instalar sus enormes máquinas y abrir las explotaciones.
El agua del río Sil y sus afluentes, del que bebían las poblaciones del lugar, se ha contaminado por el contacto con los metales de las minas. Hay zonas del valle repletas de escombreras, la mayoría ilegales, que acumulan los restos del material que se extrae de las minas, las cuales están generando grietas y corrimientos de tierra.
Hay montañas que ya no existen, que han sido arrasadas bajo la acción de las palas y con ellas, ha muerto toda la vida que allí se desarrollaba. Este valle pertenece a la Red Natura 2000, es Zona de Especial Protección de Aves y fue calificada por la UNESCO como Reserva de la Biosfera. Gracias a la diversidad de su vegetación y paisaje, en él conviven especies como el oso pardo y el urogallo cantábrico que están en peligro de extinción.
Las personas que se atreven a alzar la voz contra las minas reciben amenazas, palizas y daños contra sus animales. A pesar de que la mayoría de las minas son ilegales, ya que carecen de licencia urbanística y evaluación del impacto ambiental, las denuncias interpuestas contra la empresa se han archivado.
Esto no es casualidad. El dueño de CMC es Victorino Alonso, el mayor empresario del carbón en el estado, dueño también de UMINSA y presidente de la patronal del carbón, Carbunión. Alonso soporta su gran actividad empresarial sobre las subvenciones que a nivel estatal se le otorgan, las cuales alcanzan la suma de 150 millones de euros anuales. Y por ello, goza del favor de los políticos locales, los cuales permiten que se sigan desarrollando actividades ilegales sobre el territorio.
A todo esto se suma que el carbón que se extrae en estas minas tiene un ínfimo poder calorífico, siendo esta la razón por la que se subvenciona esta empresa, porque no es rentable económicamente. Y que para poder extraer 1 T de carbón, han de sacarse 40 T de tierra, utilizándose para ello máquinas de porte gigantesco que gastan 7000 litros de gasoil diarios. Parece que es mayor el gasto energético que se invierte en sacar el mineral que la propia energía que éste termina produciendo.
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