COLOMBIA. El Oleoducto del Pacífico volvió a tomar fuerza

La nueva agenda energética entre Colombia y Venezuela revivió uno de los proyectos más ambiciosos entre ambos países: el Oleoducto del Pacífico.

Se trata de una red de tuberías que atravesaría el territorio nacional desde el vecino país, y que se convertiría en una de las infraestructuras petroleras más grandes de Latinoamérica y del mundo.

La idea del oleoducto resurge porque el Gobierno de Hugo Chávez busca exportar 300.000 barriles diarios de crudo a China, pero no cuenta con una salida directa y por ello necesita una red especializada para transportarlo a ese mercado. Colombia aprovecharía la construcción y montaje de ese extenso canal para salir también con sus hidrocarburos a los mercados asiáticos en la próxima década.

De allí que el ministro de Minas y Energía, Mauricio Cárdenas Santa María, considere como muy estratégico y clave para el futuro petrolero colombiano contar con ese oleoducto.

ENTREVISTA  a Mauricio Cárdenas, ministro de de Minas y Energía de Colombia.

¿Por qué el interés de construir un oleoducto entre Colombia y Venezuela?

Colombia está acercándose a una producción petrolera de un millón de barriles diarios. Estamos ya acariciando esa cifra, ya que el último reporte es que la producción llegó a 980.000 barriles. Por ello, hemos ido adecuado nuestra infraestructura de transporte de crudo por los oleoductos y tenemos un margen de 100.000 barriles diarios.

Nuestra meta es terminar la década con una producción de millón y medio de barriles por día. Y para evacuar tal cantidad de crudo tenemos que ampliar nuestra capacidad de transporte y por ello estamos pensando en el oleoducto hacia el Pacífico.

Ese proyecto cumple un papel fundamental para brindarle más seguridad al sector, porque hoy tenemos toda nuestra actividad petrolera concentrada en el puerto de Coveñas, Sucre, adonde llega el crudo que sale de Caño Limón, Arauca. Por allí estaremos exportando 950.000 barriles diarios y la idea es diversificar, es decir, sacar por otros sitios el crudo hacia a los mercados internacionales.

¿Cuáles son las alternativas para sacar el crudo de ambos países hacia el Pacífico colombiano?

Se están estudiando todas las alternativas posibles. Pero no existe una decisión todavía sobre la ruta del oleoducto. La primera opción es el puerto de Tumaco, aprovechando el oleoducto que nosotros llamamos Transandino que va desde la estación de Orito en el departamento del Putumayo hasta Tumaco.

¿Hay otras opciones?

La segunda alternativa es llevar la tubería hasta el puerto de Buenaventura. Sería un oleoducto que cruzaría la Cordillera Central hasta un sitio más al norte del Macizo Colombiano, es decir, entre Huila y Tolima.

¿Habría que construir un nuevo puerto petrolero, o no?

Estamos evaluando una tercera opción que sería un nuevo puerto en el Chocó (Tribugá). Ninguna alternativa está descartada. Todas tienen ventajas y desventajas. Vamos a evaluar todas esas posibilidades.

¿De qué tamaño sería la inversión a ejecutar en ese proyecto binacional?

El proyecto del oleoducto al Pacífico es muy grande, y significaría unas inversiones cercanas a los US$8.000 millones. Por eso, nosotros le hemos dicho al Gobierno venezolano que si lo vamos a ejecutar tenemos que buscar otros socios. Hay mucho interés de China en este proyecto. Por lo tanto, es un tema central en el diálogo con el gobierno chino, pues ese país quiere participar como inversionista.

¿Y cómo van las negociaciones para buscar ese respaldo de China?

Tenemos ya funcionarios conversando con las autoridades de China, y ellos ya han expresado un enorme interés. Recordemos que las compañías chinas están explorando petróleo en Colombia, particularmante en la zona del Caguán, Caquetá. Por lo tanto, para China es atractivo contar con un oleoducto hacia el Pacífico. No es un proyecto donde iríamos solos, y por ello, repito, debemos buscar otros accionistas e inversionistas para poder atender una obra de esa magnitud.

¿Cuándo estaría en operación?

El país debe saber que se trata de un proyecto de largo plazo. El oleoducto entre Venezuela y Colombia no estaría disponible pronto, sino al final de esta década, posiblemente en el año 2020. Se trata de una obra muy compleja y de muchas dificultades a enfrentar.

¿Qué cantidad de crudo podría transportarse por esa futura red?

Venezuela busca transportar 300.000 barriles diarios de crudo a través de esa tubería para su envío precisamente al mercado de China. Ese sería el volumen de petróleo a movilizar por el oleoducto binacional. Y para tranquilidad de todos los productores de petróleo en Colombia, debo decir que tendrían acceso al oleoducto. Ese es otro criterio fundamental para avanzar en ese proyecto.

¿Cuándo estarían terminados los diseños?

Los estudios de ingeniería básica conceptual estarían listos para finales de este año y allí tomaríamos una decisión de cómo se debe desarrollar el proyecto. Queremos que sea un oleoducto de libre acceso para todas las empresas petroleras nacionales y extranjeras que operan en Colombia.

¿Se mantendrán las exportaciones de gas al vecino país?

Venezuela es un gran comprador de gas en Colombia. Estamos exportando a ese mercado un 20% de nuestra producción. Eso significa unos 200 millones de pies cúbicos por día.

Es una actividad comercial muy importante, y seguirá siendo un comprador. El país debe saber que le hemos vendido a Venezuela gas natural por US$600 millones al año, lo cual significa un ingreso de divisas muy importante para nuestro país. Y luego de mi diálogo con el ministro de Minas de Venezuela, Rafael Ramírez, se reafirmó el compromiso de ese país de continuar siendo nuestro principal cliente en materia de gas.

Obviamente, tenemos que buscar nuevos mercados como Jamaica, República Dominicana, Cuba y Panamá y para ello necesitaremos una nueva planta de licuefacción en la Costa Atlántica que nos permita comprimir o licuar el combustible para exportarlo a esos mercados.

¿Por qué liberar los precios del gas en Colombia?

Es hora de que nos pongamos en línea con el mercado internacional en materia de precios. Y la verdad es que los precios del gas registran una tendencia a la baja en el mundo debido a la mayor oferta de ese combustible. Por eso queremos movernos hacia un sistema de precios libres a partir del 2014, pero respetando obviamente los contratos con las empresas productoras, distribuidoras y transportadoras que están vigentes hasta el 31 de diciembre del 2013.

¿Se podría anticipar esa medida?

Las empresas nos han planteado esa posibilidad, y por ello estamos dispuestos a analizarla. Al finalizar esos contratos, los precios podrían bajar de manera considerable para los seis millones de hogares que hoy gozan de ese combustible en Colombia. Actualmente se aplican precios libres para el gas de Cusiana, y lo que queremos es que esa medida se extienda para todo el país. Si la podemos adelantar será bueno, pero de manera concertada con las empresas.

¿Eso significaría un alivio y no un alza para los usuarios?

Sí. La liberación de precios sería para un alivio. Una vez que quedemos en precios no regulados, ya que el mundo y Colombia, tienen sobreoferta suficiente de gas, ello implicaría una baja en las tarifas del metro cúbico. El precio internacional del gas está hoy por debajo en un 40%, respecto a los regulados en Colombia.

¿Colombia, con gran disponibilidad de gas, petróleo y carbón, marcha a convertirse en potencia energética?

Sí. Nos estamos convirtiendo en una potencia energética. Ya lo somos en esos campos, y queremos serlo en energía eléctrica con la exportación de ese recurso hacia Centroamérica a través de una línea de transmisión para conectar a Panamá. Y en gas tenemos el potencial. No tenemos grandes excedentes todavía, pero tenemos que seguir explorando nuevos pozos y estamos satisfechos con los resultados de la sísmica que se adelanta en la Guajira.